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Mostrando entradas de enero, 2018
Me desvela el sonido vibrante de tu piel...

Recuerdos sin domesticar

No seremos más que un recuerdo sin domesticar de esos que aparecen sin ser llamados y se ocultan cuando son necesarios. Vagaremos por los días con anhelos, con enigmas, con sortilegios, con la suerte del reencuentro y la esperanza de un quizá.

SENSACIONES

I. ENSUEÑO   Los ojos rebosan de plumas cansadas  y yo voy dilatándome  cual la niebla olorosa se dilata en la sombra.   Los caminos se están diluyendo en los parques  y una acequia está quieta.  Yo no sé si es que parto o que llego  si es que hablo o que callo.   En las puertas distantes y opacas   los amigos de antaño  se están envolviendo en la tenue penumbra de las plumas que llueven.  Hay paisajes de bronce en los charcos  y en los acantilados suenan rondas de niños de palo  y de niñas de mármol.   Caminando por las avenidas y llanos  yo dejé mis recuerdos guardados  en los charcos de bronce.   Me quedé con la risa brincando  en la lágrima helada  mientras cruzan la tenue penumbra  los amigos de antaño.   Entretanto le busco el manubrio  a mi bicicleta  que da volteretas de cien pejerreyes  sobre un cometa torcido.   He llegado cargado de plumas risueñas  al portón de mi casa.   Y no sé si volver o quedarme si quedarm