Esta noche de invierno he destinado un ataúd para tu nombre. He preparado sigilosamente unas cuantas cosas que quisiera guardar. La arrogancia y la distancia las he envuelto cuidadosamente en un desteñido paño viejo, guardaré también, un poco de sal, dos botellas de mezcal, un poco de azafrán, unas cuantas palabras escritas con tinta invisible y un conjuro para olvidar.
No he pensado para ti un epitafio que puede, aunque sea un poco, deshonrarte, así que solo escribiré tu nombre; indiferencia, con letras bajas para no recordarte nunca más.
Se pierde
Mis aretes siempre quieren perderse en tu casa, se esconden en los cojines de tu sala, se esconden tras las copas vacías que posan desnudas en la alfombra, mis aretes quieren quedarse ahí, como buscando quedarse con algo de ti. Son como mi corazón que a veces quisiera perderse en el tuyo, esconderse en algún ventrículo, quedarse ahí, escuchando tus 60 latidos por minuto y de vez en cuando, sentir que se altera porque advierte mi presencia en él.
Comentarios
Publicar un comentario